Porque vivimos y hacemos empresa aquí, porque hemos decidido creer en un buen futuro para Honduras, vale la pena unirnos para elevar esta oración que nos heredara Froylán Turcios, considerado uno de los intelectuales nacionales más importantes del siglo pasado.
¡Bendiga Dios la prodiga tierra en que nací, fecunden el sol y las lluvias sus campos labrantíos; florezcan sus industrias y todas sus riquezas esplendan bajo su cielo de zafiro. Mi corazón y mi pensamiento, en una sola voluntad, exaltarán su nombre, en un constante esfuerzo por su cultura.
Número en acción en la conquista de sus altos valores morales, actor permanente de la paz y del trabajo, me sumaré a sus energías; y en el hogar, en la sociedad o en los negocios públicos, en cualquier aspecto de mi destino, siempre tendré presente mi obligación ineludible de contribuir a la gloria de Honduras.
Huiré del alcohol y del juego, y de todo cuanto pueda disminuir mi personalidad, para merecer el honor de mejorar entre sus hijos mejores.
Respetaré sus símbolos eternos y la memoria de sus próceres admirando a sus hombres ilustres y a todos los que sobresalgan por enaltecerla.
Y no olvidaré jamás que mi primer deber será, en todo tiempo, defender con valor su soberanía, su integridad territorial, su dignidad de nación independiente; prefiriendo morir mil veces antes que ver profanado su suelo, roto su escudo, vencido su brillante pabellón.
¡Bendiga Dios la prodiga tierra en que nací! Libre y civilizada, agrande su poder en los tiempos y brille su nombre en las amplias conquistas de la justicia y del derecho.
Froylán Turcios
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